Los bosques y selvas son, como muchos otros ecosistemas, parte importante del funcionamiento de nuestro planeta. Por un lado, se encargan de capturar CO2, que es uno de los gases contaminantes que mayor preocupación han causado en los últimos tiempos al ser uno de los gases de efecto invernadero de mayor importancia (por lo menos el más abundante)
También liberan la mayor parte del oxígeno del planeta y sirven como prestadores de muchos otros servicios ecológicos (o ecosistémicos).
Siguiendo en la línea del CO2, los árboles de los bosques y selvas además de capturar CO2 en el aire, también son reservorios de carbono. Imagina si toda la madera que hay en los árboles fuera talada o se incendiara. Al quemarse o descomponerse (que sería el destino de gran parte de esta madera) liberaría toneladas y toneladas de CO2 que han capturado a lo largo de miles de años.
Otra de de las funciones que tienen los bosques es que forman parte importante de la regulación del ciclo hidrológico y de la conservación de los escurrimientos superficiales (ríos y arrollos). Las montañas representan barreras naturales para las nubes, razón por la que gran cantidad del agua de lluvia cae en las sierras y cadenas montañosas. Los árboles y la vegetación cumplen con muchas funciones en este aspecto: En primer lugar, disminuyen la velocidad del agua de lluvia que escurre por las pendientes y, al ser más lento su movimiento, permite que ésta se infiltre en mayor cantidad en el suelo y recargue los mantos acuíferos.
En segundo lugar la vegetación protege el suelo, sin ella, la velocidad del agua arrastraría el suelo haciendo que pierda su fertilidad puesto que la mayor parte del componente vivo del suelo (microorganismos, nutrientes, materia orgánica) se encuentran en las capas más superficiales. Muy relacionado a esto se encuentra el hecho de que el suelo que arrastra el agua muchas veces termina depositándose en los lechos de los ríos, a lo cual se le denomina asolve, lo que disminuye su capacidad de transportar agua ya que se vuelven menos profundos y deriva desbordamientos e inundaciones en tierras más bajas.
Los argumentos detrás de la conservación de la biodiversidad han venido evolucionando en el tiempo. Ante la pregunta ¿Que conservar? se han desarrollado un sinnúmero de argumentos y métodos de selección, que han dado reconocimiento a paisajes singulares (raros), gravemente amenazados por actividades antropogénicas o áreas con valor cultural, entre ellas las áreas importantes para culturas tradicionales y con contenido estético (turismo, contemplación de la naturaleza, entre otros). En los últimos cinco años se han hecho importantes desarrollos teóricos, metodológicos y tecnológicos para la identificación y priorización de ecosistemas altamente biodiversos de acuerdo con su composición en términos de especies y otros niveles de organización de la naturaleza, bajo el concepto de Planeación Sistemática de la Conservación.

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